miércoles, 25 de diciembre de 2013

Las mejores series del 2013

Siempre me han gustado las listas de de fin de año. En diferentes sitios de internet aparecen todo tipo de rankings que pueden ir desde lo más simple y conocido hasta cosas que uno ni se imaginaba. Aquí, en El Hablador de Tele vemos infinidad de series, pero solo la mitad salió al aire en latinoamérica, así que esta lista se basa en esas que llegaron a la pantalla de televisión propiamente. Con una excepción, porque Netflix decidió entrar a la competencia de producir series originales, para alegría de muchos y molestia de otros. El último y primer puesto fueron los más fáciles de decidir, el resto me costó muchísimo enumerar. Al final, espero que encuentren alguna que ya hayan visto o les despierte la curiosidad de ver alguna desconocida. ¡Feliz año nuevo!

10. Scandal No hay otro programa que tenga tantos giros y sorpresas como este. Pero dentro de sus locuras narrativas, hay campo para los personajes y sus reacciones a los eventos que se van desarrollando; no hay ritmo tan apresurado en televisión como el de Scandal que, a la misma vez, logre dar un buen entretenimiento semanal.

9.Orange is the New Black La mejor producción original de Netflix. Hay que verla para creerlo.




8.New Girl Con mucha discreción, Nick y Jess ahora son pareja y no podía ser mejor. La dinámica y química entre los dos es fórmula para dar excelente comedia y situaciones incómodas que encantan al televidente. 



7.Game of Thrones Fue apenas este año que descubrí la calidad de la adaptación. Mientras que la segunda temporada estuvo mejor construida que la primera, pero le faltó el elemento emocional, el tercer año logra abarcar el avance en la historia junto al crecimiento de sus personajes. Con buenos diálogos y una costosa producción evidente en la pantalla, además de la trágica "Boda Roja" que estremeció a todos, Game of Thrones merece su reconocimiento. 
6.The Americans En la casa de Elizabeth y Philip Jennings hay más que una familia norteamericana común. Sin mencionar de dónde son una sola vez, los espías rusos colocados como matrimonio durante la guerra fría mantienen historias semanales y una constante: la relación entre sus dos personajes principales que se desmorona emocionalmente pero debe mantenerse unida por "amor a la patria". Con actuaciones sutiles pero "al dente", The Americans sabe lo que hace, y lo hace bien.


5.Hannibal La calidad de imagen en Hannibal no se puede ignorar. Su saturación de colores la hace hermosa de ver, a pesar de su oscura temática; pero es la mente de Will Graham que más llama la atención, sus frustraciones son fascinantes y el punto alto del programa, lo que le da un balance atractivo y razón suficiente para ver, de nuevo, una historia que ha sido contada infinidad de veces. Esta vez, en manos del siempre creativo Bryan Fuller. 
4.Masters of Sex El estudio de la sexualidad humana no había sido tratado con tanta elegancia; entre los altibajos emocionales del mismo doctor Masters, hasta la excelente dinámica que se fue formando entre los diversos personajes. Con un tono constante y apropiado para la época y con actuaciones excelentes (sobretodo de los secundarios Beau Bridges y Allison Janney), es la mejor nueva serie del año y de las que más se ha disfrutado, aquí en el blog.

3.Breaking Bad A pesar de que varios episodios de la segunda parte de la temporada final no calzaron bien o se sintieron demasiado apresurados para llevar la trama al siguiente punto, no se puede negar la calidad artística de la serie. Siempre fiel a sus personajes y con el honor de mejor episodio del año que se sintió como el verdadero final de la serie, lo demás fue como un epílogo trágico.


2.The Good Wife ¿Qué hace una serie de abogados cínicos tan alto en la lista? Simple: el guión, las actuaciones, el montaje, la música renovada y la re invención de sus historias al poner a sus personajes principales en lados opuestos de la corte.
1.Enlightened En una época donde el mundo de las series es dominado por el "antihéroe" (principalmente masculino) y la empatía hacia acciones que, generalmente, no realizaríamos o desaprobaríamos al instante, Enlightened aparece y nos ofrece al héroe que menos esperamos. Amy Jellicoe no es un personaje agradable, sus acciones pueden llegar a ser irritantes e irrespetuosas; pero hace bien. Aunque es llevada por un deseo de querer traer abajo a la compañía que la maltrató, es, al fin y al cabo, una buena acción. Las actitudes de Amy afectan a todos aquellos que la rodean y, a la vez que ellos cambian, ella aprende y crece emocionalmente, conservando su personalidad extrovertida e impertinente. Porque tiene un final tan perfecto para tan poco tiempo, no solo es una segunda (y lastimosamente última) temporada de ocho episodios majestuosamente filmada y escrita (todos por su creador, Mike White), sino la mejor cohesión de ocho episodios que se vieron este año.


Peor: Hostages
Decepción más grande, buen final: Homeland
Series que difícilmente llegarán a latinoamérica pero vale la pena buscar (o no me di cuenta que salieron al aire en algún canal):
--Orphan Black(Canadá)
--Rectify
--Please Like Me(Australia)
--Les Revenants(Francia)
--Top of the Lake

Mejores episodios:
1."Ozymandias" -Breaking Bad
2."Agent of Change" -Enlightened
3."Hitting The Fan" -The Good Wife
4."The Ghost is Seen" -Enlightened
5."The Rains of Castamere" -Game of Thrones
6."One Man's Trash" -Girls
7."Savoureux" -Hannibal
8."The Captain" -New Girl

lunes, 9 de diciembre de 2013

The Good Wife





Es una tragedia que no he hablado suficiente de esta serie aquí en el blog. Una pequeña recomendación no bastaba para explicar los detalles que esta serie lograba tan bien en sus primera temporadas. Ahora, con diez episodios de su quinto año transmitidos, se ha convertido en más que una simple serie de abogados muy ingeniosos. 
Desde sus inicios, el matrimonio de creadores, Robert y Michelle King, plantearon un programa donde el personaje principal siempre sería el cinismo de todos los involucrados en la firma de abogados Lockhart & Gardner y sus opositores en corte. Pero es al final de su cuarta temporada y prácticamente todos los de la actual que llega a un altísimo punto de calidad en cuanto a contar historias y mantenerse fiel a los personajes principales y recurrentes
Cuando Alicia y Carey deciden dejar el lugar que los acogió por cuatro años para formar un bufete propio, donde no estuvieran bajo el ala de quienes se llevaban todo el crédito de su trabajo. Todo esto sucede con los riesgos que se puedan esperar y con las implicaciones del caso: cuando Will se da cuenta y decide despedir a Alicia, cada escena de esos primeros quince minutos (del episodio cinco, donde todo se viene abajo) es electrizante; amistades de años se vienen a bajo en segundos, discusiones que temíamos se vuelven realidad y no hay nada que podamos hacer para detenerlo. Esta es la cosa: no es posible escoger un lado en el cual estar, no solo queremos que Carey y Alicia triunfen, sino que tampoco queremos ver a Will y Diane molestos, ellos han sido sus mentores, y, por extensión, los nuestros. Esa es la maravilla de esta temporada --y lo que necesita cualquier serie que lleva tanto tiempo al aire--, un cambio en el status quo que revitalice a todos los involucrados y a nosotros, los espectadores. Así, la atención vuelve y la serie no vuelve a ser la misma, pero en este caso, es más que excelente.
Además de los geniales cambios y nuevas dinámicas que ayudarán enormemente a la fórmula semanal, The Good Wife siempre fue excelente para diálogos, construcción de personajes y manejo entre historias individuales y con continuidad, siendo la relación entre Will y Alicia la más importante (en su segundo año fue tensión, amorío en la tercera y separación en la cuarta), cómo se convierte un amor tan incondicional en traición y engaño de un momento a otro, esto se explora mejor en el episodio diez, donde Will intenta utilizar los momentos que estuvo con Alicia para ganar un caso en corte. Lo mejor es que, entre el excelente drama, los escritores siempre logran encontrar momentos de humor que se entremezclan con los sucesos generales, para darles un mayor realismo.
El aspecto que más ha evolucionado y llamado la atención este año es la música, las melodías de David Buckley se volvieron más atrevidas y notorias gracias a los giros dramáticos y mayor libertad a la hora de componer, dignas de escuchar. También lleva mención honorífica la dirección que resulta de las más atrevidas para programas así.
No me queda otra cosa más que recomendarla de nuevo. Si no la han visto antes, empiecen con esta temporada, funciona como un nuevo inicio sin necesidad de historias pasadas (aunque para los que vimos desde el principio, el impacto es mayor) y contiene uno de los mejores episodios que ha producido la serie ("Hitting the Fan") y, sin duda, uno de los mejores del año.
Esperemos que The Good Wife siga impresionando a sus fieles seguidores y a los que, por la bulla que ha hecho este año, apenas nos empiezan a acompañar, que han sido bastantes.

lunes, 4 de noviembre de 2013

The Legend of Korra

Es curioso cómo un programa dirigido, antes que nada, hacia el público más pequeño, logre cautivar, casi con más emoción, a la población joven-adulta. En parte se debe a que muchos crecieron con su predecesora Avatar: The legend of Aang (una de las mejores series animadas de la historia), lo que hace a La leyenda de Korra tan agradable para un público así de extenso.
Esto se debe a la construcción narrativa y diseño de personajes por un equipo de escritores y animadores de primera, que nos muestran un mundo del cual fácilmente formamos parte a la hora de ver cada episodio.
La historia es de fantasía, sí; pero aspectos como emociones y conflictos humanos, son más importantes para el programa, dándole la dosis necesaria de realidad que hace el adecuado balance mostrado en pantalla. A lo largo de su primera temporada, fue evidente que ese balance no era posible sin una buena animación que capturara las expresiones y movimientos de los personajes humanos, el Studio Mir se encargó de hacer un trabajo innigualable que marcó uno de los puntos de excelencia de la serie. Con el cambio de estudio de animación en los primeros seis episodios de la segunda temporada, fue evidente el descenso de calidad; más parecía una fábula japonesa donde lo único que se mueve son los labios, y ni siquiera acordes con las palabras que estamos escuchando. Las historias ya no tenían el tratamiento de realismo, por más infantil que fuera, de la primera temporada.
Con el combo más reciente de dos episodios, Beginnings, Korra vuelve a mostrar la magia que tanto nos atrapó en su primer año. El episodio doble es una historia de origen que abarca las dos series (Korra y Aang) como explicación de muchos detalles presentes en los llamados "libros". Aún más importante, Beginnings es, en sí misma, una historia con inicio, medio y final. Lo que la hace uno de los mejores episodios de televisón que he visto este año. 
En parte porque el Studio Mir vuelve y logra una animación brillante, con fondos de una belleza inusual y porque cuida siempre las expresiones faciales, sobre todo del personaje principal, Wan. Es eso, junto a una trama bien planeada y llevada, aunque un poco acelerada, lo suficientemente sutil para sumergirnos por el camino de protección a la naturaleza que emprende Wan. Una lucha entre el bien y el mal, donde uno no puede existir sin el otro, pero es peligroso cuando impera el que llegue a causar más daño.
Fácilmente podría ser extendida y llevada a la pantalla grande o -incluso- convertirla en otra serie sobre el legado inicial de Avatar. Pero el hecho de que eso muy probablemente no sucederá, hace de Beginnings un episodio aún más valioso de lo que ya es. Un episodio individual que forma parte de un todo, que emociona a los que conocen la mitología del programa, pero puede entretener grandemente a alguien que no haya visto ningún episodio del resto de la serie.
Sin duda, les recomiendo que vean Korra, cada temporada cuenta una historia individual; pero, si no les agrada, igual les digo que cualquier fanático de la televisión debe ver, al menos, este episodio independiente y disfrutar de su excelencia formal, visual y narrativa. 

viernes, 11 de octubre de 2013

Dele Viaje


Dejemos algo claro. Dele Viaje no comenzó bien. Las actuaciones eran pobres, el guión parecía una mala improvisación entre un par de amigos borrachos y las historias no cuadraban dentro de ellas mismas. Sí tuvo -y se mantuvo hasta el final- una excelente calidad de la imagen y el sonido; las escenas estaban bien planeadas pero mal ejecutadas. Desde el principio, la mejor historia fue, curiosamente, la que menos importancia parecía tener para la serie: las escandalosas rodillas de Carlos permitían que sus emociones de frustración y las de apoyo de su amiga, Le, que se sintiera una verdadera conexión con los personajes y el viaje que tendrían en los episodios futuros. 
Entretanto, el "rayito de luz" llegó al momento de presentar, dentro de una ridícula historia de viaje al pasado, el mejor personaje de la serie: La Pupis, quien, a juzgar por la secuencia inicial, no fue idea del plan original que se había anunciado casi dos años atrás. La energía, espontaneidad y habilidad histriónica que logró la actriz iluminaba cada escena en que aparecía, lo que la hizo la mejor actuación de la serie. Fue así que La Pupis se volvió la más querida por el público y, por lo tanto, el personaje más interesante, por más secundario que fuera.
Fue una lástima que la historia más recurrente fuera la que menos rumbo definido tenía y la que más tiempo tomaba de cada episodio; toda escena en Estados Unidos se alargaba innecesariamente y la gran mayoría eran montajes inútiles que no decían nada para mostrar personajes interesantes. La conversación en el final de temporada funciona, pero solo para dejarnos en la misma situación de todas las veces anteriores.
Conforme Dele Viaje avanzaba, se fue sintiendo más como una verdadera serie televisiva. El ritmo mejoró y los diálogos ya no parecían inventados minutos antes de filmar; a pesar de que la narrativa de cada historia individual sucedía en un curioso espacio temporal propio, quien estuviera escribiendo el guión perfeccionó las conversaciones entre dos personas y dio paso a situaciones más creíble dentro del universo de la serie; se convirtió en una representación más "orgánica".
Lo que nos lleva al último episodio, que, aclaro, no es el mejor (el premio se lo lleva el sexto), pero sí funciona a la perfección como final de temporada. Hay un pequeño cierre de todo lo que ya hemos visto a la vez que se plantean nuevos caminos en el futuro de los personajes (excepto el de Estados Unidos que sigue dando vueltas en lo mismo), una buena manera de dejar las puertas abiertas para una posible segunda temporada que, les soy sincero, sí me gustaría ver. 
Si algo me hizo falta cada vez que veía un episodio fueron créditos iniciales, al menos saber quién escribió y dirigió en cada ocasión, tampoco aparece detallado en la página oficial (la cual tiene un muy buen diseño).
Hay que recordar que cada serie tiene que encontrar su camino y fórmula conforme avance, así podrá mejorar enormemente una vez que encuentre su voz y complazca al público mientras se mantenga la historia que el autor quiere contar, cosa que defiendo mucho, especialmente en este proyecto.
"La primera serie interactiva"(que no tenía nada de interactiva) no es perfecta, pero como seguidor y como alguien que busca y espera lo mejor de proyectos así, sí recomiendo que la vean, no por el simple hecho de que sea una producción nacional (Cosa Rica), sino porque es la puerta y un pequeño paso para que, en el futuro, puedan existir diferentes propuestas como lo fue -y espero que siga siendo- Dele Viaje.  

lunes, 30 de septiembre de 2013

Breaking Bad

Cuando Walter White apareció por primera vez en la pantalla de televisión, en el 2008, no era más que un episodio piloto muy bien escrito, construido, filmado, actuado y criticado que entretuvo a muchos lo cual ayudó a que tuviera una segunda temporada. Seis años después, no existe fenómeno televisivo igual al que creó Vince Gilligan con este personaje. Con el tiempo, Breaking Bad se convirtió en la serie que nadie debía -o deba- perderse y tenía que ser vista lo antes posible para que nadie contara algún detalle importante que quitara emoción al ver cada episodio.
Ahora que salió al aire su episodio final y una era de televisión termina, me queda un pensamiento simple: Breaking Bad no es una serie perfecta, pero lo es.
Son muchas las razones de que, a lo largo de los años, existieran salidas fáciles o altibajos muy evidentes en la narrativa, pero son esos bajos los que la hacen aún más interesante ahora que ha terminado. Por los altos, la poesía en pantalla fue, y es, innegable e inigualable. La premisa de Breaking Bad no no debería ser explicada, esta es una serie que debe ser vista en toda su gloria, por lo menos los primeros tres episodios. Esta es una serie que nos ofreció una historia que no es posible olvidar fácilmente; a través de cada escena y diálogo, los personajes eran llevados a situaciones totalmente extremas, y hasta bizarras. La cinematografía dejaba una impresión de haber vivido cada segundo que había pasado, habíamos experimentado cada momento de intensidad junto a los personajes. Esto por una cuidadosa planeación de la narración que lograba un excelente clímax en los últimos tres episodios de cada temporada, algo raro para televisión. Las actuaciones siempre fueron de excepcional calidad, Anna Gunn, Aaron Paul, Dean Norris, Giancarlo Esposito y, entre otros, el maravilloso Bryan Cranston quien da, hasta el momento, una de las mejores actuaciones en la historia de la televisión; la imagen que nos mostró de Walter White no pudo haber sido más perfecta.
Si hablamos de finales de serie, que pocas lo han llegado a conseguir, y llegar a una conclusión satisfactoria de la narrativa construida durante años, siempre será difícil que sea un verdadero conclusión narrativa: no todos los fanáticos lo verán con buenos ojos. Es la conclusión para los personajes lo que resulta más importante al final, dejar un sentimiento de cierre para que las personas con las que hemos pasado tanto tiempo nos dejen de la mejor manera.
Walter White no debía tener un final redentor. No lo merecía. Sus actos fueron demasiado graves y de consecuencias inmensamente perjudiciales como para que terminara de manera fácil hasta el final de sus días; intentó hacer todo lo posible para dejar un poco de orden ante tanto caos que provocó, pero el daño ya estaba hecho. Tenía que pagar por sus actos y al final confiesa que lo hizo por él, no podía seguir diciendo la excusa de que era por el bien de su familia.
La satisfacción de Walter White como personaje era limitada, pero la que logró en sus espectadores, estoy seguro que fue inmensa. Breaking Bad deja un legado importante y los que llegamos a verla desde el principio no dejaremos de recomendarla a quien no conozca su historia; así que si no han llegado a ver esta serie, la recomendación y la frase "¡no sabes de lo que te pierdes!" quedan sobrando. A pesar de que haya finalizado, el viaje vale la pena, no se arrepentirán.

Unos de los mejores episodios son 4 Days Out, ...And The Bag´s in the River, Fly, Fifty-One y Ozymandias.

domingo, 29 de septiembre de 2013

Hostages

Lograr una buena historia de suspenso en cine es difícil y complicado; crear una para televisión aún
más.
El elemento del thriller no es muy común en una serie semanal ya que no existe un punto de cierre definido para alcanzar el clímax deseado, por eso es que tenía mucha curiosidad del estreno de la nueva serie, Hostages, que se refiere a, como lo dice su título, una familia que es tomada rehén para que la madre, quien es cirujana, deje que muera el presidente en la mesa de operaciones.
Ahí está la premisa, que no debería ser un impedimento para ver una nueva hora de televisión que promete ser el 'próximo gran thriller del año', pero la construcción del episodio piloto no logra envolver al espectador, casi de ninguna manera, en su realidad interna.
Dentro de lo que es buen suspenso, como concepto básico, es importante no saber qué sucederá en la próxima escena; en Hostages cada giro narrativo es demasiado obvio y se utilizan las excusas más baratas y clichés para avanzar la trama. Se vuelve predecible, o peor: aburrido. El suspenso se desmorona.
Otro problema es que la serie se toma demasiado en serio a sí misma; es decir, el tono tan serio, evidente en la música repetitiva y fotografía grisácea, se pierde en actuaciones mediocres que no sostienen un guión apenas servible. El carisma entre los actores es nulo, por lo que no parece una familia que queramos ver triunfar. Se salva Toni Collette como la madre cirujana, ella intenta darle el dramatismo que se esperaría de un personaje así, pero los demás se la traen abajo con el montón de caras que pasan por actuación, en especial el insoportable Dylan McDermott.
Cuando se quiere sostener una serie policíaca que no tiene una estructura semanal sino de historia continua, es fácil que se desmorone a medio camino por tener que sostener 15 semanas (¡15!) de suspenso -y clímax- que sorprenda y mantenga al televidente interesado, pero que suceda en el primer episodio, es preocupante. Tal vez, solo tal vez, esté escondida ahí un excelente thriller que nos sorprenderá al final del camino. Por eso, sólo por eso, pienso ver todos y cada uno de los episodios que saldrán al aire, por mera curiosidad de saber a dónde llevarán los escritores esta tan interesante, pero mal ejecutada historia.

Hostages estrena mañana lunes 30 de septiembre a las 8 p.m. por Warner Channel.

jueves, 26 de septiembre de 2013

Masters of Sex

En toda serie se da el elemento amoroso entre personajes, ya sea que se trate de sexualidad o no. Cuando ésta se representa, no siempre es parte orgánica de las imágenes que estamos viendo, no siempre estará justificada. Se mostrará para hacer una denuncia, para darle un clímax a un coqueteo, para lograr un momento de intimidad entre personajes, hasta para lograr sacarle una sonrisa al espectador.
En Masters of Sex, se representa la sexualidad para la investigación. En 1956, el doctor William Masters quiso entender ese momento orgásmico en la mujer, quería saber cómo se lograba esta maravilla natural en los cuerpos en una época donde el asunto era completamente tabú y no había espacio para personalidades más libres, como la que aparece como su asistente, Virginia, quien ve el asunto con simpleza y naturalidad. Es entonces que comienza una interesantísima investigación y relación de estas dos personas dirigido con suma elegnacia y finura de parte de estos personajes y su creadora, Michelle Ashford. En Masters of Sex, los colores nos envuelven en la atmósfera de la década, la música nos lleva a antaño, el ritmo es suave y nunca deja que el espectador se aburra, los diálogos, además de inteligentes, son expresados desde adentro, como si cada actor y actriz tuviera a su personaje definido desde el primer episodio; esto, por supuesto, es llevado con actuaciones de primera, desde los secundarios, hasta los principales: Michael Sheen es serio y cauteloso, como el doctor que pone en riesgo su carrera y Lizzy Caplan es exquisita como la fiel asistente y madre que, la pantalla vibra cuando ella aparece. Todo esto no serviría sin la buena historia que es, contada con sencillez pero profundidad, donde las representaciones del acto sexual tienen un sentido completamente distinto a todas las demás series; hay una delicadeza y respeto, el tema no es tabú pero es más que una parte de las historias amorosas, cada escena es cuidadosamente planeada para no llegar a la vulgaridad. La dirección es extraordinaria sobretodo en esos momentos.
Masters of Sex es de esas series que no sabes qué puede venir luego y sería imposible imaginar una segunda temporada, pero en este caso no es algo malo porque, aunque se explora tanto en su primera hora y parece que hemos visto una película completa, se siente que las historias dentro de este mundo podrían seguir por años sin que nos aburriéramos de verlas.
Así de buena es y así de emocionado insisto en que no pueden dejar de verla, por lo menos para encontrarse con algo diferente. Entre tanta historia superficial, ésta, aunque a veces predecible, nos cuenta desde adentro sus perpecias y nos habla de otra manera a través de la pantalla.
Basada en el libro del mismo nombre, y en una historia real de veinte años de investigación, Masters of Sex es, sin duda, la mejor nueva serie de la temporada.

Estrena todos los Lunes a las 8 p.m. por HBO. Repite miércoles.

lunes, 2 de septiembre de 2013

¿Quién quiere ser millonario?

Dentro de la cantidad de programas nacionales de mala -a veces pésima- calidad, existe un espacio que, por suerte, sobresale. Tal vez de manera sileciosa, pero con mucha confianza y buen manejo de lo que es su premisa, ¿Quién quiere ser millonario? no aporta nada nuevo técnicamente o alejado de su original británica, es el contenido lo que hace agadable sentarse, semana a semana, no solo a disfrutar, sino a aprender. Con la acertada conducción de Ignacio Santos y uno de los mejores horarios del primetime del país, el programa se ha mantenido por cuatro años con un éxito bien merecido.
Al término de su cuarto año, ningún participante logró llegar a ganar la codiciada suma que se promete; esto se logra solamente con tener un poco de cultura general y contestar preguntas, de las cuales tenemos la respuesta correcta junto a tres erróneas. El famoso "marque con equis".
Es una lástima que la mayoría de los participantes no logren llegar lejos, claro que los nervios pueden ganar al principio, pero no ha llegado nadie con un conocimiento un poco más amplio o con una mejor idea de cómo usar los comodines apropiados. Tanto así que varias veces llegan a "gastar" tres comodines en una pregunta. Ahí es cuando uno, como espectador, pierde la emoción e identificación que se logra con el participante en tan poco tiempo. Y es que este no es un programa donde simplemente se observan los acontecimientos; uno quisiera responder cada pregunta que aparece en la pantalla, aunque no la sepamos, nos imaginamos qué haríamos si estuviéramos en esa situación, y cuando el concursante no sabe la respuesta, desearíamos gritársela a través del televisor para que pueda continuar.
A pesar de ser totalmente plano en lo técnico (mismo logo, música, iluminación), ¿Quién quiere ser millonario? no deja de ser una agradable cita semanal por la participación activa durante el programa mismo, casi sin que nos demos cuenta, y el hecho de aprender -o reafirmar-, con cada pregunta, un poco más de la cultura en la que vivimos, por más curiosidad que sea.

viernes, 30 de agosto de 2013

Game of Thrones

Las series de HBO a menudo se salen de las maneras tradicionales de hacer televisión. Aunque no siempre
con los mejores resultados, la mayoría de las veces encuentran la manera de innovar con cada historia que cuentan y establecen un modelo a seguir que no todas las cadenas de televisión logran imitar.
Hablo del modelo de capítulos de un libro llevado a la pantalla que puede aburrir con sus episodios iniciales. Este fue el caso que enfrenté al ver la tan famosa adaptación de la saga Game of Thrones.
¿Qué fue lo que hizo tan esperado el programa cuando estrenó en el 2011? ¿Serían los fanáticos de los libros que querían ver los sucesos en pantalla o la necesidad de tener alguna historia medieval “épica” que reemplazara, por ejemplo, a El Señor de los Anillos? Cualquiera que fuese la razón, no me interesaba. No le veía nada de “épico”.
Fue entonces que, antes de finalizar su tercer año al aire, un evento inesperado y trágico en el programa sacudió las redes sociales, lo que logró despertar mi curiosidad. Quería saber qué era tanto alboroto. Resultó ser una cruel muerte de varios personajes que parecían parte de la línea principal de narración. Llegué a ver la secuencia y eso terminó de convencerme de ver el resto de la serie.
Al principio me costó no dormirme. Con episodios tan largos y con diálogos poco llamativos en un mundo que tampoco me llamaba la atención, tenía que hacer un esfuerzo que no había hecho al ver una serie. 
Fue al terminar el episodio seis (a duras penas) que me di cuenta del interés que fui tomando por los personajes; conforme avanzaba, cada vez me metía más en ese fantástico mundo que era, ante todo, sobre conflictos humanos. Los aspectos sobrenaturales (dragones, zombies de nieve) son solamente el agregado que brinda emoción para la trama basada, casi completamente, en luchas de poder y actitudes con las cuales podemos identificarnos muchas veces. Las etapas de crecimiento por las que pasan los personajes logran aferrar al espectador y que se involucre e interese en lo que les sucederá, a veces con unos más que con otros. En mi caso, fueron los femeninos que encontré más interesantes, pues en una sociedad meramente patriarcal, las mujeres que aparecen tienen un carácter fuerte y decidido, presentan más profundidad que la mayoría de los hombres. De una que quiere llegar a su puesto como reina muestra una impresionante confianza en sí misma junto a una tierna sororidad, a una madre que busca reunirse con sus hijos que a la vez mantiene una firmeza y razonamiento inigualables, hasta una pequeña de unos 10 años más astuta y valiente que muchos de los que la rodean. 
A una mención de excelentes actuaciones por parte de todo el elenco, se puede agregar otra de manejo técnico extraordinario: la fina firma de cada director cuando toma el mando de cada episodio manteniendo la atmósfera establecida; asombra la calidad del vestuario sobre todo cada vez que aparecen nuevos personajes; la música de Ramin Djawadi acompaña muy bien la narración con una emocionante secuencia inicial como señal que nos prepara para entrar al mundo de Westeros.   
Entiendo que las muertes inesperadas hacen a un episodio más impactante por el elemento sorpresa, pero que existe una cantidad de diálogos bien escritos y acordes con cada personaje a través de los demás, también. Eso merece la atención de los que buscan, en este tipo de entretenimiento, algo más que una serie de mera fantasía con mucha acción, detalle que, por suerte, es prácticamente escaso (siendo el presupuesto la razón principal).
Al final, mi resistencia pasó a ser admiración y emoción por cada episodio que pasaba, a pesar de deslices por aquí, por allá y siendo la segunda temporada la mejor de las tres, Game of Thrones logró atraer, contra todo pronóstico, un espectador más. 
El libro apenas comienza y estoy seguro de que nos espera lo mejor.

Valar Morghulis!

martes, 30 de julio de 2013

The Newsroom: segunda temporada


Cuando The Newsroom estrenó el año pasado, se perfilaba como una buena serie que nos recordaría diferentes historias que hicieron noticia dos años atrás en Estados Unidos. Aquí, Aaron Sorkin, su creador, daría la versión que consideraba “más apta” en que se debió haber informado equis suceso, haciendo una crítica a los noticieros del país. A la vez que se nos mostraba lo que acontece frente a las cámaras, los diferentes ajetreos que ocurrían detrás de la cámara y en la sala de redacción eran los principales lugares donde se concentraba la narración, esas eran las mejores partes de The Newsroom. Por otro lado, un tipo de triángulo –en cierto momento, cuarteto– amoroso se desenvolvía entre clichés y cursilerías que no lograban hacer un buen balance entre las historias; así, la serie pasó a perder el buen camino que llevaba desde un principio.
Ahora que llevamos tres episodios de la segunda temporada, luego de un buen comienzo y una desastrosa segunda semana, podemos decir que vamos por el mismo camino del primer año. El seguimiento de los amoríos entre los y las periodistas cansa desde el primer minuto, a pesar de sacar a uno de la oficina central y enviarlo en un bus que cubre la campaña del candidato presidencial republicano, en el 2011; resulta, hasta el momento, la historia más interesante.
Un detalle curioso, a diferencia del uso exclusivo de noticias reales en el primer año, fue implementar un hecho noticioso ficticio que, por lo visto, se alargará durante el resto de la temporada: un crimen militar por el cual el equipo de noticias se mete en graves problemas legales (Operación Genoa), como se vio en el primer episodio. El saber de antemano que las cosas con esta historia no tendrán un buen final es algo muy arriesgado, en cualquier momento el televidente se puede aburrir si no maneja bien el asunto, lo que nos recuerda que Sorkin hace lo que quiera con sus guiones y HBO le da esa libertad. Evidencia de esto son los rápidos y filosos diálogos con monólogos recurrentes de parte de todos los personajes, una posición crítica y gran inteligencia que llega a cansar, se vuelve demasiado evidente la mentalidad de Sorkin en cada uno de sus personajes, son extensiones de su autor. Detalle que lo lleva a denigrar al elemento femenino sin que se dé cuenta, la mayor razón por la cual fue criticada la serie se repite, por más que intente enmendarlo, en mostrar a mujeres competentes y firmes en su trabajo pero que caen cuando están frente a situaciones amorosas con hombres, sobretodo con los personajes de Makenzie y Maggie frente a Will y Jim. Algo que deberíamos tener en cuenta no solo aquí sino en cualquier otro programa que vemos pero que Sorkin lo hace demasiado evidente y por lo tanto es más criticado y mencionado en esta reseña.
Las actuaciones son rescatables, en especial Jeff Daniels y Olivia Munn que transmiten los diálogos sorkinianos con más naturalidad y sin que se sienta forzado.

Con una nueva secuencia de créditos más moderada y elegante y esperando que la temporada mantenga el buen ritmo que se vio esta tercera semana, The Newsroom no pasa de ser una serie regular que se cree más de lo que es en realidad.