martes, 22 de enero de 2013

Enlightened

Un detalle que me agrada mucho de los programas que produce HBO (y la mayoría de los canales pagados) es que dejan que sus series sean un producto personal del creador o creadora, sin interferir en la visión y el proceso creativo, confían en sus escritores, y como resultado albergan las mejores series de la tele. Girls es el ejemplo más evidente. Pero antes del éxito que tuvo Lena Dunham, una pequeñísima comedia apareció en el 2011 que llegó a ser joya de televisión y, lamentablemente, no muchos la conocen.
Enlightened también se trata de un proyecto personal, sus creadores Laura Dern y Mike White no solo lo crearon sino que encarnan a los dos personajes principales Amy y Tyler. Dern se luce con su actuación de una mujer que tiene un colapso nervioso y decide irse a "desintoxicarse del mudo", solo para volver a la compañía con la que trabajaba antes a un puesto mucho más bajo y ser odiada por sus ex compañeras de trabajo. Ingenuamente, su misión es concientizar al mundo, a las personas, ser un "agente de cambio" pues se vuelve pro ambiente y la monstruosa compañía, Abbadon, resulta de las que más contamina con desechos tóxicos. 
Vemos este mundo a través de los ojos y palabras de Amy, quisiéramos  advertirle todas las veces que actúa con imprudencia, pero ella resulta tan ensimismada en sus pensamientos que no parece que quiera escuchar a nadie más. Al final del día, su insistencia la lleva a lugares que no nos imaginábamos y, sin darnos cuenta, la apoyaremos en su misión de desenmascarar y traer abajo Abbadon. Ahí, Laura Dern nos muestra un lado que, sin duda, comparte con su personaje: reacciones, pensamientos y actitudes verdaderas con hechos ficticios. Resulta una manera inteligente de hacer televisión. 
Enlightened es una joya por ser pequeña pero atrevida (hace ya un año nos dio el excelente Consider Helen que nos llevó dentro del mundo de la madre de Amy y como lo que vive mientras su hija da brincos y saltos ecológicos e imprudentes), su ritmo es perfecto sin ser ni muy rápido ni muy lento y sus veinte minutos semanales pasan sin que uno lo sienta. No pretende ser algo que exhiba lo que el público quiere, sus escritores planean en soledad, lo muestran y dejan que la audiencia lo disfrute o lo sufra. Es por eso que recomiendo y pido fuertemente que la vean, merece tener más televidentes.   

Su primera temporada puede verse aquí y los lunes a las 9:30pm estrena episodios de la segunda (HBO).

sábado, 19 de enero de 2013

Oprah y Lance Armstrong

La entrevistadora le pide al entrevistado que responda solamente sí o no. El accede, y con unas cinco preguntas directas y al grano una carrera, siete ganes mundiales consecutivos y más de veinte años de mentiras se vienen abajo con un simple sí. Basta con eso para saber lo que se tenía que saber y cambiar el canal para no poner más atención a tales engaños e innecesarias excusas o confesiones. Pero el que decidió quedarse pudo haber sido testigo de un -si se quiere- complejo y premeditado personaje de televisión, solo que este no es alguien creado para papel y pantalla; la complejidad monstruosa que mostraba conforme los minutos pasaban dejaba un sinsabor en la boca de este hablador de tele y resulta casi imposible creer que alguien que no haya sentido que era un tramposo, un abusador de poder, que buscaba ganar a toda costa y engañaba a millones de personas que confiaban en él en los mejores momentos de su vida decida confesar a estas alturas de la vida. Y peor aún, que su rostro no muestre el mínimo gesto de verdadero arrepentimiento, aunque ese sea el punto de toda la entrevista.
¿Cuál es su propósito de decir esto ahora sin tener un plan que le favorezca a largo plazo? ¿Cuál es la verdadera cara de una cultura que se impone sobre las demás y pretende ser la solución a los problemas? Si uno hace trampa en uno de los aspectos más sanos de la cultura: ¿Cuántos más podrían estar haciendo lo mismo? Las personas necesitan un héroe. Es la gente la que fomenta este tipo de creaciones. Y aunque sea demasiado tarde y muchos dejen de creerle, no todo está perdido para él. Al contrario.
La entrevistadora decide hacer sus preguntas de la manera más directa y tranquila posible, su profesionalismo es evidente, pero su indignación y deseo de entender, también. Él busca suavizar el tema con un comentario gracioso. Ella no pierde la seriedad de su semblante. No es un asunto de risa. La hora pasa volando y nos hemos adentrado a un mundo donde todo puede suceder y cualquiera puede llegar a actuar indebidamente; y donde los verdaderos héroes son aquellos que menos conocemos sus nombres, porque ellos decidieron actuar honestamente, no para el mundo, sino para ellos mismos.
Más que una pieza de televisión debemos tomar este diálogo como una enseñanza. Nadie se salva de la avaricia y deseo de poder. Deificar a quien uno consideró como ejemplo a seguir es pérdida de tiempo. Dejemos que la manera tan vil y descarada de actuar de alguien nos demuestre que podemos ser los mejores, pero ante los ojos de nadie más que uno mismo.