lunes, 26 de mayo de 2014

Hannibal: segunda temporada

No hay serie igual a Hannibal.






En su primer año fue un experimento muy ambicioso que resultó en una excelente manera de volver a contar una historia de la cual ya sabemos el final, pero más importante era el viaje hacia esa conclusión. Al término de su segundo año, dentro de sus giros narrativos retorcidos y aspectos meramente psicológicos, salió a relucir la verdadera joya del programa: sus historias visuales. El equipo de producción está consciente del estilo y firma que hace resaltar a la serie, la extravagancia que la identifica será utilizada de la manera más exagerada posible a través de las hermosas imágenes con sobresaturación del color y detalles grotescos y aumentados en primer plano que cuentan la historia detrás de los "platillos" que cocina el doctor Lecter.
La división de la segunda temporada que sostuvo a Will Graham tras las rejas durante seis episodios fue, además de arriesgado, la excelente base que necesitaba la relación entre él y Hannibal, construyendo un vínculo diferente al que tuvieron el primer año (una evolución más retorcida y manipuladora al saber Will el verdadero lado de Hannibal), pero centrada en llegar a la segunda mitad que, a pesar de ser más problemática, mantuvo un nivel de tensión y confusión (sobre todo para el espectador) que llevaron a un dolor y sorpresa más impactantes al ser resueltos en el clímax del final de temporada, dirigido de manera brillante por David Slade.  
Es el genio de Bryan Fuller y su equipo de escritores que sostienen trece episodios al año y logran crear piezas de televisión no solo de gran calidad, sino que entretienen enormemente con esta re imaginación de los libros originales de Thomas Harris; pero es aquí donde se nota, más que en otras producciones, la colaboración de muchas partes que crean un programa de televisión: la dirección artística, la música y edición de sonido, el diseño de producción y las actuaciones sobresalen de manera independiente para crear, entre sí, un conjunto que se transforma en lo que vemos en pantalla cada semana. Si las palabras no me alcanzan para poder abarcar esta deliciosa y terrorífica serie, es porque sería imposible describir su grandiosidad de imágenes que resaltan enormemente, en la pantalla, su incómoda belleza, y dan una sensación de estar viendo, más bien, una obra de arte.   

miércoles, 21 de mayo de 2014

Fargo










Es cansado que existan adaptaciones o re imaginaciones de historias que fueron bien contadas en su momento y se quiera intentar emular el impacto que tuvieron o la conversación que generaron. Aquí, como el mismo título sugiere, el intento es de adaptar una de las mejores películas de los hermanos Coen, Fargo. ¿Cómo es posible intentar tocar la genialidad de esa película? Pues el creador, Noah Hawley (que escribió todos los episodios), lo logró y con un resultado que me sorprendió.
El primer episodio es un claro homenaje a la filmografía completa de los Coen, con un parecido en los personajes, la manera de hablar, la fotografía y el estilo de narrar; eso sí, la historia es completamente diferente al filme original: más bien resulta una manera de contar algo nuevo con los pequeños y curiosos detalles que resaltaron en ese entonces, ese mecanismo de causa y efecto que, si no se maneja bien, puede resultar forzado y poco creíble. Por suerte, aquí no llega a eso.
Es a partir del segundo episodio que Fargo se acomoda mejor y se vuelve verdaderamente una serie que mueve sus piezas como si cada episodio fuera el capítulo de un libro. 
Porque con apenas diez episodios programados, Fargo no será de los programan que continúan  después de terminar su primer año; eso le da confianza en contar su historia de manera más suelta y como piezas de un rompecabezas que no siempre tendrán una trama distinta cada semana. Así se sienten varios episodios que establecen la base de los personajes para los enfrentamientos entre ellos hacia el final de su recorrido.
La producción se lleva la mención de honor. El elegante estilo cinematográfico de la película está presente en esta versión para televisión y no pierde la oportunidad de mostrar los paisajes de Minnesota (pues el pueblo del título queda inexplicablemente por fuera); se le une la formidable banda sonora de Jeff Russo que tiene la genial mezcla de suspenso y comicidad para ayudar al tono de la serie. No se quedan atrás las excelentes actuaciones de los cuatro protagonistas: un aterrador Billy Bob Thorton, Colin Hanks, la muy agradable presencia de la desconocida Allison Tolman y el estelar Martin Frreman disfrutando cada escena en la que aparece.
A pesar de tener un par de altibajos en el guión y ser un programa que es llevado más por la trama que por sus personajes, Fargo llega a captar esa chispa de la película con una historia original que, a ratos, llega a ser hasta más macabra. No se la pierdan.