viernes, 31 de octubre de 2014

The Strain

Hay varios aspectos que se pueden rescatar de The Strain, esta es, después de todo, una serie creada por
Guillermo del Toro (quien también dirigió el primer episodio) basada en su misma novela homónima, escrita junto a Chuck Hogan; pero hay muchos aspectos que no funcionan en una historia que podría prometer una buena opción para los seguidores del género de horror con vampiros, no tanto así para una audiencia más extensa.  
Localizado, durante prácticamente todo el piloto, en un aeropuerto donde un avión, al aterrizar, queda con todas las puertas cerradas y las luces apagadas y sin rastros de los pasajeros, The Strain tiene una buena atmósfera visual gracias a la mano de Del Toro que no es ajeno a manejar bien varias secuencias de suspenso cuando sabemos que algo sucederá, lo que no sabemos es cuando o qué. 
Al entrar en el avión, el epidemiólogo Ephraim Goodwether y su equipo encuentran a todos los pasajeros (excepto cuatro) sin vida a causa de lo que podría ser un virus. A partir de esto se comenzarán a desenvolver los acontecimientos bastante predecibles del piloto, llevando a lo que parece una invasión de vampiros-zombie que, naturalmente, chupan la sangre de las personas.     
Está claro, Del Toro sabe dirigir y manejar los ambietes y las actuaciones, que resultan eficientes, pero el cómo seguir una trama así más allá de una temporada es algo fácilmente cuestionable; esto es, sin que se vuelva repetitiva y aburrida. De ahí que el problema más grande está en la creación de personajes por los que se tenga un mínimo de empatía, que nos interese qué les sucederá cuando puede que no estén a salvo. Con el paso de los episodios no se llega a tener un sentido del riesgo o alerta creíble en esos personajes, más bien se vuelve demasiado lenta para lo que ofreció el primer episodio. Una que otra escena se rescata y la presencia del horror siempre es bienvenida para mostrar lo que puede llegar a ser la serie, no lo que es al final de cada hora. Tal vez, al tener segunda temporada asegurada, la narración llegue a tener un poco de impulso que haga algo más que alargarse y distraerse en varias subtramas que no llegaron a tener mucha importancia más que mostrarnos unas cuantas imágenes grotescas estilo Del Toro. No deja de ser un festín para los amantes del género, pero falla en dejar al resto de la audiencia con ganas de querer seguir viéndola.