sábado, 19 de diciembre de 2015

Por tanta expectativa, The Force Awakens se desinfla solita


Los fanáticos de la tremenda saga de las galaxias (porque por otro lado está la de las estrellas) no pueden dejar de comparar y hablar de la primera y segunda trilogía, de cómo una es mejor que otra y cómo las más recientes arruinaron todo o cómo unas son más soportables que otras y que, en todo caso, las vieron, las disfrutaron o las odiaron. Lo cierto es que, a la fecha, el fenómeno es gigante y los que vieron las viejas, también las nuevas las disfrutaron hasta cierto punto.

Ahora, con tanta, pero tanta expectativa, una nueva entrega llega de Star Wars y emociona al mundo entero mientras recuerda el asunto de las comparaciones con los filmes clásicos. Pero aquí hay que ver la película como una historia en sí misma y con características que no competen a otras, por más nostalgia que se maneje a la hora de presentar personajes conocidos y queridos por varias generaciones.

Star Wars: The Force Awakens es filme con buen ritmo. No cansa, ni aburre, porque el planteamiento en sencillo y su director, J.J. Abrams, sabe llevar el relato de un lado a otro de manera orgánica y sin forzar los encuentros y acontecimientos. El dinamismo de la cámara en posiciones reales y con efectos especiales es agradable y emocionante, permitiendo el disfrute de lo que son las aventuras espaciales de los personajes que aparecen como los nuevos rostros de la saga que comienza. De ahí que Abrams sabe iniciar muy bien sus películas, pero no logra terminarlas igual (¿se acuerdan de Super 8?). Esta no es la excepción: The Force Awakens tiene una primera hora bien contada y entretenida, pero una vez resuelto el embrollo inicial, el que compete al agradable BB-8, la peli se cae y ofrece, aunque todavía con buenas secuencias, un desenlace al servicio de entregas futuras y las batallas del clímax del tercer acto.

No es culpa del director, él hace bien su trabajo. pero lo escogen porque la industria va más allá del filme y puede hacer cada detalle explotable para ventas y ganancias aparte del conjunto de la película misma. Donde la fotografía es precisa en los fondos y primeros planos, la cámara es novedosa y aprovecha, cuando puede, las locaciones imposibles. Pero las actuaciones son apenas funcionales (excepto un par) para personajes muy agradables, pero que no llegan a tener el viaje completo luego de ser diseñados de manera inteligente dentro del mundo intergaláctico planteado. Y donde la música de John Williams, luego de un rato, se vuelve abrumadora y bulliciosa; al sonar tanto, cansa y no se disfruta como se quisiera al escuchar los temas clásicos que él mismo compuso años atrás.

Al final, la película se queda en la simpleza y superficialidad del entretenimiento de masas, cosa que no está mal, pero sin profundizar ni en su tema de base (la lucha del bien contra el mal) ni en la historia completa de sus personajes bien planteados al principio y olvidados en el tercer acto para dar paso al clímax de acción y emoción. De todos modos, eso no le quita sus buenos aspectos y el disfrute que tendrá el mundo entero con el reingreso de lo que parecía una historia ya cerrada, pero que parece volver para quedarse.

martes, 15 de diciembre de 2015

Las mejores series del 2015


Este año, alrededor de 400 producciones originales en el campo de la televisión se transmitieron solo en Estados Unidos. Si contamos las que vienen de otros países y hasta las latinoamericanas que se encuentran en canales de cable, no daría tiempo de ver todo y poder alimentarse o dormir adecuadamente. Así que, por más series excelentes que haya, es imposible que una persona pueda ver la cantidad de horas producidas solo este año.
Entonces, con eso en mente, aquí están, en mi opinión, las mejores series de este año, donde fácilmente se podría hacer una lista alterna con programación de excelente calidad y no la refutaría. Pero esta está escogida con el criterio de cómo puede un programa elevar sus propios estándares o los de contar una historia de la mejor manera posible, a través de todos sus aspectos (guion, personajes, actuaciones, narración serial y episódica) y algunos agregados (fotografía de calidad cinematográfica, por ejemplo).
Esperemos que el nuevo año traiga tan buena calidad de programación y esperemos tener más tiempo para ver aún más y poder recomendar para todos los gustos y colores.

(Una serie específica que por segundo año consecutivo estrena demasiado tarde en el año y al cierre de esta lista no se había podido ver ni el inicio de su segunda temporada, pero no hay duda de su calidad: Transparent.)

10. Catastrophe (Channel 4/Amazon)
Sobre una corta comedia británica que reúne a Rob y a Sharon, les da un matrimonio y un embarazo, todo en el primer episodio. Catastrophe cuenta los altibajos de lo que puede ser una relación entre dos personas totalmente disfuncionales pero que, por alguna razón, verdaderamente se quieren. La simpleza del concepto de da más humanidad y las situaciones incómodas del día a día, o los sustos de una noticia importante, dan paso a que la comedia sea algo de lo que nos reímos junto a los personajes, no de ellos; y, al mismo tiempo, entendemos sus dolores y problemas que pueden sucederla a cualquiera. Con dos temporadas en un solo año, es la recomendación más desconocida e inusual de la lista.

9. Game of Thrones (HBO)
Con su temporada más circular y con evidente evolución en historias y confianza de los escritores, Game of Thrones va más allá al sorprender hasta a los lectores de los libros con secuencias inolvidables y coreografiadas (en filmación y edición) excelentemente elaboradas. Al funcionar como una película épica cada semana, cada episodio tiene sus méritos de narración y temáticas que fluyeron muy bien con los viajes individuales de los personajes, algo muy difícil de lograr: cohesión de concepto semanal. Y el viaje no parece estar ni asomándose a su final; tendremos Game of Thrones para rato. “You know nothing, John Snow.”

8. Veep (HBO)
Una de las series que mejora y mejora con cada temporada. Veep no solo ha hecho eso, sino que ha crecido en el humor y la motivación de cada personajes. Separar al equipo es expandirse en historias y chistes; es probar nuevas formas de narrativa, que son bromas por sí solas, sin necesidad de palabras. Y, al mismo tiempo, el guion es prueba de un equipo de escritores que ya saben lo que funciona, pero tampoco tienen miedo de probar cosas diferentes.

7. Hannibal (NBC/AXN)
Con una cancelación y final poético, casi lírico, Hannibal fluye como un sueño o como una pesadilla que jamás podrá llegar a la realidad. Las imágenes fluyen a su propio ritmo y de repente la historia se mueve, conmueve y desgarra. Will y Hannibal sienten, el espectador siente con ellos, los lazos de la enfermiza relación no parece que se puedan cortar, aunque la serie parezca haber llegado a su fin.

6. Getting On (HBO)
Las enfermeras de la unidad de cuidado extendido tienen que velar por sus pacientes y los problemas que traen sus familiares, pero a la vez, deben sobrellevar los dilemas internos del hospital y conflictos personales. Es curioso el cariño que se les tiene a estos personajes llenos de defectos y poco amigables en caso de topárselos en la vida real. Pero con un humor oscuro y destellos de grandeza que sobresalen del resto de series de hospital, Getting On cierra su curso con tres temporadas dignas de admirar al mantenerse tan bien lograda de principio a fin y por tener varias de las escenas más incómodas de la televisión.

5. Fargo (FX)
“You betcha!” La manera de apoderarse de un estilo del que está basado y darle su propio manejo para contar su historia con cuidado y elegancia. Donde cada giro es como un siguiente clavillo en el pizarrón, y los hilos van de todos los colores posibles, pero ninguno es discordante con el otro; más bien, cada color aporta a la lenta cocción de la narración que va hirviendo hasta convertirse en la mezcla perfecta de humor negro, excelentes actuaciones y amarre increíble de historia episódica y de temporada. Lo que True Detective no pudo lograr con el método de contar una nueva historia cada año, Fargo lo superó y con creces. ”Ok, then!”

4. Mr. Robot (USA/Space)
Pocas primeras temporadas llegan con tanta confianza y terminan con aún más de la esperada. Durante su primer año, Mr. Robot planteó una visión de la vida de un hacker que debe enfrentarse a la compañía que todo lo controla y confrontar sus propios demonios en el camino de descubrir los secretos que le rodean. Con giros y sorpresas muy bien logrados, la fabulosa e intrigante actuación de Rami Malek al frente y un estilo visual extremadamente arriesgado pero que triunfa en su manera de componer las imágenes al servicio de la narrativa, la serie tiene el reconocimiento que merece en este puesto.   

3. Halt And Catch Fire (AMC)
Con un primer año muy dudoso de su calidad y posibilidad de siquiera contar historias interesantes sobre el inicio de las computadoras, Halt And Catch Fire llega a dejarnos sin palabras al cambiar radicalmente y mejorar su estilo narrativo, delinear mejor a sus personajes y hacerlos la parte más importante de la serie. No solo ahora importaba qué iba a suceder, sino cómo sería mostrado en ambiente y color, donde cada encuadre de la serie era como una pintura en exhibición de arte.

2. The Americans (FX)
En el año de los espías que manejan mejor la sátira y la comedia, una serie que pocos conocen es seria y confiada en contar lo que sufre una familia inusual durante la Guerra Fría. The Americans hace balance del drama familiar (representado y actuado de manera brillante) y las negociaciones en secreto de cada organización que tiene o quiere información. Aquí también tienen significado la iluminación, la posición del encuadre, cada palabra y gesto que son reflejo de una interioridad impecable en la manera de contarnos el viaje de los personajes, que ahora entra a su cuarto año con más confianza que nunca.

1. The Leftovers (HBO)
Los dolores al perder a un ser querido, las acciones que eso puede ocasionar, la mentalidad cambiante de los seres humanos; la transición de un estado más depresivo a un ambiente de más color, pero más peligroso y arriesgado. Los sentimientos de traición, amor, miedo, engaño, felicidad, enojo, venganza, confusión y espiritualidad, The Leftovers los muestra, los encara y los hace borrosos en la incertidumbre de las preguntas que plantea. No todo lo que muestra la serie es explicado, pero cada momento hay que sentirlo y es elevado por la fuerza de los actores, del guion y de la dirección. Cierra temporada y aunque divida opiniones, no queda duda de la magnitud y la emocionalidad que hizo sentir durante las diez semanas que estuvo al aire. Y me atrevo a decir que, aunque es maravillosamente episódica y es posible recordar cada episodio individual, resulta una serie que sí puede funcionar si se ve en binge watch (toda de una sola vez), siempre y cuando se sienta el núcleo emocional que la caracteriza y le da vida.


Mejor miniserie: Show Me A Hero (HBO) 
Mejor actuación: Rami Malek


Mejores episodios del 2015

1. “Stingers” – The Americans
2. “International Assassin” –The Leftovers
3. “Lens” –The Leftovers
4. “Looking for Home” –Looking
5. “eps1.0hellofriend.mov” –Mr. Robot
6. “Waiting fot Dutch” –Fargo
7. “The House of Black and White” –Game of Thrones
8. “10Broad36” –Halt And Catch Fire
9. “Alive in Tucson” –The Last Man On Earth
10. “Binding Arbitration” –Silicon Valley

viernes, 16 de octubre de 2015

Nuevas temporadas significan reinvención y revitalización para The Good Wife y The Leftovers


Llega el inicio de una nueva temporada, y con ella, volver a ver a personajes que extrañamos, emocionarse con la continuación de las historias que quedaron sin resolverse y considerar si vale la pena seguir viendo con las nuevas historias que traiga el actual año de la serie. Pero, para muchas, una nueva temporada puede significar la reinvención de lo que fue antes, sea por arreglar problemas de temporadas anteriores, personajes que no funcionaron o simplemente porque los años al aire ya pesan.
Este es el caso de dos excelentes series que regresan: The Good Wife, con séptima temporada; y The Leftovers, con su segunda.
Algo en común tienen estos dos programas esta vez: su revitalización.

Me explico.

Luego de una floja y hasta mediocre sexta temporada, los escritores de The Good Wife se vieron obligados a buscar una manera de avanzar la narración de manera que no se devolviera a las mismas andanzas de los primeros años, luego de sacudir todo durante la quita (la mejor) temporada en todos los sentidos posibles: muertes, renuncias, pleitos legales, amistades rotas y vueltas a enmendar. Esto porque toda la evolución que conllevan esos saltos y extremos narrativos, implica que los personajes ya no están en posición de volver a las decisiones y actitudes de, siquiera, el año anterior; la personalidad ha cambiado, las ideas ya no son las mismas. Es por eso que el dejar que Alicia tome iniciativas y tenga que asumir nuevos retos fuera de su zona de confort (es decir, la firma legal y oficinas y escenarios conocidos) era el paso necesario para que la serie no se viera afectada por la cantidad de años que lleva al aire. Pocos programas con guion llegan a tener esta longevidad y no caer en repeticiones o pérdida de audiencia por estar cansada de ver siempre las mismas personas o historias en situaciones similares al pasado o contadas apenas un poco diferente.

Hay que tener claro que la producción de The Good Wife está mucho más restringida por el canal que la produce. Los requerimientos de producir veintidós horas en menos de un año, mantener la premisa y estilo semanal, entre otras, son las pautas para que la serie sea parte de la firma del canal, a la hora de mantener su audiencia. Por suerte, esto no ha detenido a Robert y Michelle King, creadores de la serie, de cruzar la línea y atreverse a presentar temas y conceptos muy atrevidos y bien planteados que generalmente no se ven en series así; no solo en estilo visual y musical, sino en la manera de presentar cada semana un episodio con un formato fuera de los común a los episodios más serializados, tipo NCIS, Criminal Minds o CSI.

Por otro lado, y al estar en un canal pagado (HBO), The Leftovers no tiene esas mismas limitaciones creativas y maneja la posibilidad de utilizar más presupuesto en solo diez episodios que tiene cada temporada. Pero no deja de lograr el mismo nivel de profundidad en sus propias temáticas y conceptos, de una manera diferente claro.
En su segunda temporada, la reinvención es completa. El tono melancólico se ha ido, el sobre dramatismo de los personajes y la exageración del culto de la primera temporada se han ido para dar paso a una idea diferente de lo que podía significar un “arrebato” del dos por ciento de la población del planeta. Hasta la secuencia inicial de créditos es completamente distinta.
Lo mejor es que las ideas principales siguen ahí: el sentimiento de pérdida, la necesidad de sobrevivir las crueldades del mundo, las injusticias de la vida; todo permanece como base fundamental temática de la serie, ahora más estilizada y más extraña que nunca. Porque muchas veces no es necesario que pase el tiempo para darle un nuevo aire a la serie que puede llegar a revitalizarse solo con descubrir las partes que pueden funcionar más “aquí” que “allá”.
A eso le sumamos el cuidado por los detalles que podrían o no explicarse o entenderse a través de la temporada, dejando al espectador, la mayoría de las veces, más confundido al final del cada episodio. Esto gracias a la genial mano creativa de Damon Lindelof, una de las mentes maestras detrás de Lost.

Quedan advertidos a buscar estas dos excelentes producciones. Por sus temas, actuaciones, aspectos técnicos (no siempre analizados en series de tele), por ser verdaderamente entretenidas y esperando que hayan llegado para quedarse, The Leftovers y The Good Wife vuelven una vez más a deleitar a aquellos que disfrutamos de buenas historias semanales que demanden un poco más que solo ser vistas los domingos por la noche.

jueves, 27 de agosto de 2015

Mr. Robot


“Hello, friend.”

A veces, las historias de héroes vienen de los rincones menos esperados del mundo. A veces, esos héroes no saben que lo son, porque puede que estén ocultos en algún rincón del truculento y maravilloso lugar que es la mente humana.
Eso entiende muy bien Mr. Robot, una serie que sale casi de la nada con su poco convincente título y trama no muy llamativa a primera vista: hackers, seguridad informática y ataques cibernéticos. Pero, por suerte, como bocanada de aire fresco en todos sus aspectos, y con mucha confianza en sí misma, esta nueva serie resulta mucho más que su anunciada premisa.
En Mr. Robot, seguimos a Elliot Alderson, un joven ingeniero que trabaja y analiza todo desde su ordenador, no solo por su habilidad con el teclado, sino por su trastorno antisocial de personalidad. Sus pensamientos nos permiten entrar en su cabeza, saber lo que está pensando; somos su “amigo imaginario”, alguien en quien confía. Así, lo veremos desenvolverse con su apatía por las personas y la oportunidad, gracias a una organización secreta llamada Mr. Robot, de traer abajo una de esas mega compañías (curiosamente llamada Evil Corp) que controlan todos los aspectos de la sociedad.
Al entender esto, y ver cómo los personajes se desarrollan a través de los episodios, descubrimos que, más que contarnos su viaje, la serie representa a Elliot, la serie es Elliot. Un viaje atípico de esta persona desconocida para el mundo, pero suficientemente capaz como para hacer grandes cosas sin que nadie se dé cuenta. Elliot, sin embargo, sigue siendo una persona, sabe que tiene deseos y errores, los conoce, es humano. Sus debilidades están en las drogas y los lazos que forma con sus pocos seres queridos. En sus intentos de controlar todo, se le saldrán de las manos los acontecimientos que debe sobrellevar con los giros narrativos que los escritores van revelando en el transcurso de la temporada (de 10 episodios).
Así funciona, al mismo tiempo, la atmósfera de la serie: como Elliot. Es diferente, fría y distante. Cada encuadre posiciona al personaje que habla en una esquina de la pantalla, evidenciando lo pequeño que es cada quien ante la vastedad del mundo y la sociedad.  Su ritmo es acelerado, pero sin colores brillantes; el neón de las luces o la oscuridad de las esquinas son los escenarios más recurrentes. El exterior es peligroso; el interior, aun más. Las secuencias son acompañadas de música que se funde con las imágenes, demuestran niveles de tensión o tranquilidad, dependiendo del momento. Un plano secuencia en particular, durante el episodio cuatro, que me dejó con la boca abierta.
Lo mejor, es que todos los tecnicismos no hacen descuidar el tratamiento de los personajes y la historia que se cuenta. Desde su intrigante protagonista (al cual Rami Malek le da el aire perfecto con su sutil pero hipnotizante actuación), a los secundarios, donde, sobre todo, los femeninos aparecen bien formados y con espacio suficiente para desenvolverse propiamente en el mundo de la serie. Incluso, el posible antagonista tiene uno de los arcos narrativos más interesantes.
Temáticamente, Mr. Robot muestra las injusticias que sufren las personas de parte del capitalismo y los altos negociantes que controlan y supervisan todo desde sus oficinas en rascacielos, además de explorar la posibilidad de desbancar a estos funcionarios mediante el arma de doble filo más grande de la actualidad: la internet. Pero antes que eso, Mr. Robot es sobre la capacidad de mantenerse a flote en esa misma sociedad que alienta y, al mismo tiempo, destruye con demasiada facilidad cualquier sueño y hasta relación personal que se pueda tener. Es el retrato de la sociedad dormida y un individuo que, al no encajar, no sabe si prefiere ser parte de todo eso o salirse de una vez por todas. Pero ¿por qué le resulta tan difícil? Porque su humanidad y emocionalidad se interponen. Y no sabe si eso es bueno o malo, cosa que asusta y confunde aun más. (Hasta la confianza que tiene con su “amigo imaginario” puede destruirse cuando menos se espera.)
Entonces, eso es lo que puede destacar entre tanto código y aparato tecnológico: que todos tienen algo especial y diferente, y que, como individuos, podríamos salvarnos de ser absorbidos por la jungla de metal.
Es por eso que Elliot es un héroe moderno. Pero él no lo sabe. Y esa es la parte más interesante de la serie.   
Entre tanta ­—y, a la vez, tan poca— oferta, Mr. Robot sobresale con su estilo particular y facilidad de adentrarnos a su universo paralelo sin caer en exageraciones o pretensiones. Cada episodio tiene su encanto propio, así como la temporada completa, y deja buen sabor para anticipar su ya asegurado segundo año.

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</body>«»±¨lirse de una vez por todas. l esperar el prs solvables ente dentroere ser parte de todo eso o salirse de una vez por todas.