Posibles spoilers.
Algo que sucede con series policíacas o de
investigaciones criminales es la constante aparición de personajes que
aparecerán solamente por un episodio, aunque existen los que ya conocemos y son
los que investigan semana a semana, no se llega a tener un contacto o conexión
personal que haga querer ver el programa además de la trama. Por esta y otras
razones, series como CSI, NCIS o Criminal Minds, aunque
extensamente populares entre el público en general, no llegan a cautivar a
los críticos desde el punto de vista narrativo o innovador; no hay mucha
ciencia ni esfuerzo en crearlas. Son piezas dispensables dentro de las cantidad
de programas que hay en la televisión.
Por eso se aprecia tanto cuando aparece una serie
como Hannibal, que posee esa fórmula semanal pero al mismo tiempo está
interesada en presentar complejidad y una historia que se desarrolle a lo largo
de todos los episodios de la temporada.
Con su final de temporada, Bryan Fuller demostró
que es capaz de hacer el balance que debería existir –en series policíacas–
entre manejo de la trama y un buen desarrollo de personajes, así el espectador
volverá cada semana.
Está claro que muchos de los detalles en Hannibal
resultan exagerados y difíciles de creer, pero ese es el estilo propio de
Fuller cuando muestra representaciones de cadáveres (asesinato con un cello, un
tótem de cuerpos, ángeles de carne). Al ser imágenes tan explícitas, la serie
llega a ser no solo de género policíaco sino también de horror, imágenes que no
todo el mundo soporta ver; éstas son parte de una historia que acontece en una
atmósfera que siempre da la sensación de estar soñando, efecto que logra involucrar
aún más al espectador.
Aunque la coloración siempre es sobre saturada, la
música, las actuaciones y la fotografía no pierden esa vibra seria y
triste, pero son complementados con finos diálogos entre personajes
inteligentes y astutos; con Will Graham, al ser el más complejo de todos, el
equipo de producción logró explotar la cantidad de pesadillas que tenía
mientras dormía y estaba despierto, los efectos especiales son utilizados para
mostrarnos cómo se manifiestan los objetos que están alrededor en la mente de
nuestro personaje principal. Dentro del embrollo mental, el doctor Lecter logra
incriminar a Will de los homicidios ocurridos a través la temporada para que
crea que verdaderamente los cometió. Pero el que Will entendiera finalmente quién
es en realidad su compañero y ‘amigo’(el verdadero
destripador) da paso a un cambio sutil pero completamente visible en su personalidad
(extraordinaria escena final del episodio). Hugh Dancy hace un trabajo
histriónico admirable y Mads Mikkelsen pasa de un sutil psicólogo al asesino
que tememos cuál será su siguiente movida. Caroline Dhavernas tuvo un personaje
muy mal utilizado, pero dio su mejor actuación de la temporada en este episodio
al llevar el aspecto melodramático y ser la única que se cuestiona el desenlace
que tiene Will.
Hannibal es una serie con un profundo conocimiento de la psicología de sus
personajes y el viaje sin terminar que hacen éstos; llevar de nuevo a la pantalla al ya sobreutilizado doctor Lecter y darle nueva vitalidad resulta tarea difícil, pero Bryan Fuller lo
logró con excelentes resultados. Vale la pena volver a ver la temporada
completa en unos meses y así estar preparados para las sorpresas que nos
esperan en su segundo año. Bon appetit!

Hola Sergio: Primero que todo: ¿cómo es posible que tengamos que esperar un año completo para ver la siguiente temporada?... Es demasiada la angustia y la ansiedad por saber el desarrollo de la historia.
ResponderEliminarBueno, no tengo mucho que decir de la serie, pues desde el capítulo uno yo me enganché terriblemente y soy fan #1. Puede ser que en algunos momentos me durmiera, especialmente en los últimos tres capítulos que anteceden al final, pero eso no significa que la serie sea aburrida. Tal vez el tono lento de narrativa, la hora en la que transmiten la serie en AXN y mi cansancio jugaran una mala pasada para mí. Pero es entendible que utilicen este horario pues como bien dices, esta serie contiene un tinte de horror que en más de una ocasión me ha quitado el sueño del todo jejeje!!
Bien vale la pena ver toda la temporada porque es increíble la sicología y la manipulación de este Hannibal para utilizar todo (incluyendo a Will) a su favor.
Una de las grandes dudas que me queda: ¿la terapeuta de Hannibal también es cómplice o asesina?... Aplaudo la participación de Gillian Anderson (por cierto!)...
En fin, después de Breaking Bad, esta es una de mis series contemporáneas favoritas. Inteligente, tensa, detallada y sus personajes (y actores) son grandiosos. Confieso que al principio no me gustaba mucho el actor que interpretaba a Hannibal, me parecía algo insípido; pero después de algunos capítulos entendí que así es como debe ser :)
Saludos,
Katmarce--
submarinopimienta.blogspot.com
Qué pereza con estas maneras de llevar a escena un relato, con una solemnidad exasperante, parece procesión de Semana Santa en España, como si les estuvieran soplando los parlamentos a los actores desde fuera y luego tienen que decirlos, todos con caras de tener un palo atravesado en la garganta o entre en las nalgas.
ResponderEliminarAsí cualquier serie puede durar una eternidad. La vi y la dejé de ver a tiempo, o sea, pude resistirme a la embarcada de mi buen amigo Sergio
Con mucho afecto:
ResponderEliminarInvitación a visitar mi blog y a comentar en la nueva entrada titulada
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No quise ver ni siquiera el primer capítulo; sin embargo la actuación de Mads Mikkelsen en La reina infiel, me ha hecho sentir la necesidad de ver la repetición. A ver qué pasa... terminaré como Katmarce o DW?
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