Consecuencias. En la vida, toda decisión tiene una
consecuencia. No importa qué, cómo o cuándo, nuestras vidas son efecto de algo,
incluso de alguien. Las implicaciones de las acciones que tomamos serán el
desarrollo de la vida y el cómo nos afecta y a los seres que nos rodean. Así
como una bola de nieve que se hace más grande conforme avanza hacia abajo al
caer, los resultados de acciones pasadas pueden verse de manera inmediata o en
un futuro en el momento menos esperado. Así es como transcurre, con
determinación, confianza y maestría, The Americans, la mejor serie —otra
vez— al aire este año.
A veces, puede suceder que surja una oportunidad de descansar
del trabajo encubierto que tienen los espías. Cuando la carga ya es demasiada y
la presión agota la tranquilidad con la que se resiste cada misión. Así le
sucede a Philip y a Elizabeth, llevados a extremos humanos
que no pueden controlar por siempre, física y mentalmente. Porque los lazos que
se pueden formar con agentes externos pueden llegar a ser más que un mero
cumplimiento de la misión, o que se llegue a un punto de ebullición que afecte
las relaciones internas de los miembros de una familia que no son capaces de
expresarse completamente.
Con sus historias bien asentadas y personajes ya
construidos, a The Americans le queda comenzar a concluir (porque todavía le quedan dos años de vida) el viaje
emocional que vemos empezar a desenvolverse durante esta temporada. Con la
muerte de Nina, la partida de Martha y un salto en el tiempo inesperado y
perfectamente editado, la serie
construye cada episodio con simple y pura excelencia televisiva. Mientras debe
lidiar con las consecuencias de acciones y decisiones pasadas y enfrentar la
realidad que ahora golpea más fuerte que nunca por la acumulación de sucesos de
la serie misma, a los escritores no se les escapa ni un solo detalle en cada
escena que, si no significa algo en el momento, es parte de algo más grande o
con un subtexto importante, siempre dentro de los conceptos que maneja la serie.
The Americans ha estado ya cuatro años al aire. Las historias
que formó durante los primeros tres son la acumulación de eventos y
caracterizaciones que ahora hierven en cada episodio de la brillante cuarta
temporada (mejor que nunca). Es una serie que, antes que nada, construye
relaciones; y es a partir de sus personajes que la historia se extiende, esto
sin despegarse de la época en la que está ambientada. Curiosamente, la
construcción del contexto permite que la familia protagonista experimente y sea
parte del amplio mundo que gira alrededor de ellos. No hay pequeña victoria en
los trabajos que ejecutan cada semana, esa causa patriótica que está cada vez
más en tela de duda. Pero siempre enfocándose en la esencia que son sus
personajes principales y secundarios.
Por tanto, el núcleo principal de la serie es el conflicto
emocional que hay entre los sentimientos de cada uno de los Jennings, incluida
ahora Paige, que se convierte en una
agente misma ante los ojos de sus abrumados padres —y de nosotros, los
espectadores—, descubriendo cada vez más crudas realidades, escondiéndolas de
su siempre presente hermano, el carismático Henry. Todo esto entremezclado con los diferentes aspectos
tradicionales de programas de espías, porque, por suerte, el balance nunca se
pierde: aunque sean las conversaciones y revelaciones las que tienen más
impacto y profundidad, las secuencias de acción o vigilancia mantienen un peso
dramático importante en el avance de la trama.
Entonces, las consecuencias que son parte de la vida, están
presentes, de todas las formas posibles, en The Americans. Sea por su
avance que tiene de los años que ha acumulado, por el desarrollo y camino
específico que tiene planeado para el futuro, por las decisiones que toman y
tomaron los personajes o por el simple hecho de que la ejecución de la serie es
tan buena que resulta una injusticia que sea vista por tan poca audiencia, o
aún peor, ignorada por los Emmy. (*Genialmente nominada a mejor serie dramática y sus dos protagonistas, también.)
Queda como recomendación y casi advertencia de saber que The
Americans es lo mejor de lo mejor… de lo mejor. Y al unirse a la lista
de series que son renovadas para poder terminar y concluir de la manera que los
escritores estructuren un final apropiado, queda asegurada la satisfacción de
ver crecer a estos personajes que ya son tan queridos y que son parte de los
que es una de las mejores series de la televisión.
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