Al terminar su primera temporada, Halt
And Catch Fire no sabía qué quería ser, qué fue o qué historias contó durante
sus primeros diez episodios. De tal manera que el recuerdo de esta serie era un
montón de momentos borrosos de una compañía, Cardiff Electric, que quería
diseñar el ordenador de mañana. Lo que quedó fue la basura que deja la
competencia a la hora de presentar el producto final.
Lo que sí parecía un poco más memorable fueron
los personajes que la serie creó, pero el mal desarrollo que tuvieron resultó
una lástima para estas personalidades interesantes que nos llevarían un poco
más allá de las mentes que pensaron, configuraron y crearon las computadoras
que hoy en día usamos.
Entra a su segundo año y el rediseño de
la serie no es solo evidente, sino que sorprendentemente bueno.
Todo comienza con el replanteamiento del
enfoque de la serie. Olvidarse de sus personajes mientras avanzaba en trama fue
la primera falla; esta vez, con solo el primer episodio de este año, la
atención está clara en el crecimiento interno de los personajes, a través de
las situaciones externas que necesariamente deben suceder. Algo así como darse
cuenta de que el potencial no estaba en contar una historia de computadoras y ya;
la gran maravilla era ver cómo estas personas llevan sus sueños a intentar
materializar dentro de la dura realidad que los rodea y cómo crecen, dentro de
sus imperfecciones, conforme se enfrentan a la vida misma.
Esto se refuerza colocando al frente de
la historia principal a las dos figuras femeninas principales, Cameron
(Mackenzie Davis) y Donna (Kerry Bishé), dándoles protagonismo y jugando con los
diferentes matices que podrían tener a la hora de manejar su propia compañía
(Mutiny) de juegos en línea desde una casa, además de desarrollar la
complicada, pero estrecha relación entre ellas.
Christopher Cantwell y Christopher C.
Rogers, creadores de la serie, llegaron a pulir su manera de plantear y
desarrollar las historias después de analizar y observar cómo reaccionaban los
personajes entre sí (mucho se da luego de ver las interacciones entre actores y
vida propia que le den al papel). Cada una de las decisiones que vemos en la
segunda temporada de Halt And Catch Fire es siempre merecida y con fundamento,
nunca se sale de la realidad creada en la serie; más aún, cuando una emoción
específica es representada en pantalla, es posible identificarse con ellos,
aunque no sea igual: el sentimiento es creíble.

Ante la maravilla del planteamiento de
historias y personajes, aún más sorprendente resultó el valor de producción que
llegó a tener el segundo año del programa. Con la maravillosa fotografía de
Jeffrey Jurr, los encuadres que aparecían cada semana resultan dignos de ser
estudiados. Con colores específicos para cada ambiente y atmósfera, además de
la colocación de los actores y movimientos de cámara realmente cuidados para un
programa de televisión. A eso le sumamos el increíble manejo del espacio y actuaciones
verdaderamente comprometidas con el material que se les da, y nos queda —pocas
veces visto— un segundo año de serie realmente espectacular.
Funcionando muy, pero muy bien a nivel de
episodio (semanal) y como temporada completa de televisión, Halt And Catch Fire
es, sin duda, una de las mejores series del año.
Hablador:
ResponderEliminarComo véis, amigos y amigas de blogs que suman como 73 ahí a la par pero no son tantos, estoy de maestra malcriada y llamaron a mi mamá (ved la caricatura que puse), por lo que creo que me castigarán un rato con mi blog y voy a descansar. No solo estoy cansadilla sino que vosotros venís ya muy poco a mi blog y mejor voy a tomarme un rato. Esto nada tiene que ver con el famoso y amado sartenista aquel. Si queréis pasar por mi blog, podéis dejarme un hasta luego. Gracias por tu amistad.